TABLERO EN TENSIÓN Mg. Julio C. Romero Orozco

TABLERO EN TENSIÓN

Mg. Julio C. Romero Orozco

11 de agosto de 2016

“La soberanía es una palabra que se utiliza a menudo, pero tiene realmente ningún significado específico. La soberanía hoy es nominal. Cualquier número de países que son soberanos son soberanos sólo nominalmente y relativamente”

Zbigniew Brzezinski

 

                             Como asesor de seguridad nacional del Presidente Obama, pueden ser muchas las imágenes que podrían circular en el particular tablero mundial del Profesor  Brzezinski, pero el imperativo (desprendiéndolo de su planteamiento de “nuevo orden mundial”) debiera, según mi opinión, emerger de un renovado liderazgo creíble, asociado y sólido.  Condición que, a partir de los inicios  del siglo XX, correspondió a EUA y sigue siendo un reto para el gigante del norte, especialmente post guerra fría, con la dura tarea de mantener como banderas al tope, la democracia y el capitalismo, asimismo, aliados leales sobre una base de permanente desarrollo, innovación tecnológica y políticas comunes. Factores que muchos estados no han podido – o no han querido asumir y cumplir debido a inmadurez política,  ideologías u otros intereses en conflicto- sumiéndolos en una condición de  debilidad, vulnerabilidad o francamente situación fallida, impidiendo alcanzar los estándares mínimos (que hoy son observados por OO.II en una posición supraestatal controladora y sancionadora).

En este escenario, la hegemonía de EUA arrastra la pesada carga de ayudar e intervenir en escenarios inestables, debilitando su condición y creando en las relaciones internacionales una atmósfera de cuestionamiento a la “democracia” y “soberanía” de estos estados, ante lo cual, la fórmula de empleo del poder duro + etapa de estabilización /reconstrucción, pareciera ser una solución beneficiosa para todos y un mecanismo para equilibrar intereses. Guerras que finalmente ocurrieron y dejaron complejos vacíos políticos y territoriales y que se constituyeron en la poiesis y physis de la insurgencia y el terrorismo, activando enfrentamientos bajo la lógica de David y Goliath, articulando una serie de herramientas para desestabilizar al enemigo (Ver guerra compuesta) tanto en escenarios abiertos como en ciudades, incluso grandes centros urbanos en Europa, asimismo, activando la participación de actores no estatales cuyo objetivo es destruir la moral y ampliar el espectro de incertidumbre en un continuo de permanente autocreación.

¿Es que la Guerra Fría realmente terminó? o ¿estamos en una situación de conflicto permanente?

Considerando que Von Clausewitz afirmó que la guerra es la continuación de la política por otros medios o, de acuerdo a los actuales momentos, podríamos decir hoy que la propuesta de poder hegemónico- ante el quiebre de la bipolaridad- produjo que ¿la política sea la continuación de las guerras, (Foucault) con medios o herramientas más complejas?. Puede ser que esta interrogante sea crucial, pues los grandes conflictos –contabilizados desde la Guerra Civil norteamericana hasta nuestros días- robustecieron un híbrido de política y economía (+ tecnología) que produjo y está produciendo – no sólo desarrollo- sino que vertiginosos cambios traducidos en nuevas e incontrolables formas de violencia y una cambiante posición de pivotes y jugadores geoestratégicos en el gran tablero. Por ejemplo, la verdadera situación de amenaza e inseguridad urbana en Europa, centrada en olas migratorias y radicalismo extremo provocó un remezón en la unidad europea con la salida de Gran Bretaña y el posible retiro de otros países comunitarios, como también, el intento de golpe de Estado en Turquía. Ambos, claros ejemplos de la secuela de las Guerras del Golfo, Siria y la tensión generalizada en Medio Oriente y norte de África. Sin duda que los roles de  “influencia de un Estado más allá de las fronteras” (jugador) y de un “Estado influenciado” (pivote) son situaciones extremadamente sensibles y cambiantes, pues es evidente que el antiguo imperio, al asumir el Brexit, renuncia, (¿por el momento?) a ser jugador (también amparado por el paragua norteamericano) y Turquía queda en la zona de la incógnita respecto a la influencia de EUA o de Rusia. Ambos casos  de poder, influencia y soberanía muy relativa.

Entonces, pareciera que los sistemas de seguridad colectiva (como por ejemplo la OTAN), sistemas de cooperación económica y una estructura jurídica global sean insuficientes para lograr la estabilidad y el flameo de las banderas de la democracia y el capitalismo de manera robusta, segura y justa, pues los nuevos tipos de conflictos y amenazas  están diluyendo y gasificando las argamasas y estilos tradicionales, por lo que la desintegración de la Unión Soviética (1990-91) no significó necesariamente el fin de la tensión bipolar para dar paso a un unipolarismo norteamericano y “nuevo orden mundial” de estabilidad. La propuesta de controlar Eurasia (Brzezinski), tema que ya había previsto el geopolítico alemán Karl Haushofer (1869-1946) quien postuló la unidad social y política de Eurasia ante la acometida de las potencias marítimas de EUA y Gran Bretaña, tal vez sea la causa de la actual tensión euroasiática.

“La muerte de la URSS fue la mayor catástrofe del siglo” V. Putin

Me parece que la actual realidad conflictiva y de yuxtaposición y choque de intereses es consecuencia de pretensiones de dominación equívocas y de  guerras y conflictos  anteriores y presentes, manteniendo la disputa velada entre grandes jugadores tales como Rusia, China y EUA y otros jugadores aliados menores que mueven sus peones e intereses hacia aquellos espacios que ocuparon líderes en el norte de África y el Medio Oriente y que sin control, están repercutiendo fuertemente en los estandartes y moral occidentales. Por lo anterior, un estilo de liderazgo unipolar tradicional se constituye en una dura tarea para EUA y sus aliados, pues el tablero ha adquirido una nueva forma, nuevos jugadores, jugadas inciertas y el juego ha evidenciado que la política viene después de la guerra.

BUEN FINDE