PODER AEROESPACIAL Y TERRITORIO: UNA SINGULARIDAD Y OPORTUNIDAD EN AMÉRICA LATINA Julio C. Romero Orozco

PODER AEROESPACIAL Y TERRITORIO: UNA SINGULARIDAD Y OPORTUNIDAD EN AMÉRICA LATINA

Julio C. Romero Orozco

29 de mayo de 2015

 

“En algún sitio algo increíble espera ser descubierto”

Carl Sagan

 

Al rememorar el primer vuelo a motor de los hermanos Wright  (17 de diciembre de 1903)  y los vuelos anteriores en globo, nos percatamos de un paisaje en el cual irrumpe –con su belleza particular- un ingenio o artefacto (hecho con arte) en la soledad : cielo, mar y tierra.  Aunque existen registros, que datan del año 559, en los cuales fueron usados prisioneros para realizar vuelos de prueba. Ya un nuevo tipo de ave que se suma a los esfuerzos del control y al conocimiento del territorio de los estados. Control y conocimiento que se utilizó principalmente en el esfuerzo bélico, pues el control del aire en los conflictos comenzó a ser una tarea primordial, como también un arte que se suma a la tecnología que aporta además en varios campos.

Giulio Douhet  (Il dominio dell` aria, 1921) (empieza proponiendo la creación de un nuevo brazo armado, la aviación, completamente autónomo de los dos ya existentes, el ejército y la armada. Para él, el poderío aéreo se desperdiciaba en objetivos subordinados a los planes de los mandos del ejército y de la armada, ya que la fuerza aérea era plenamente capaz de emprender operaciones propias cuyos efectos podían ser más profundos” (Bello, 2012) y más tarde, se suma el aporte de otros pensadores y precursores (ver historia del poder aéreo).

Por lo anterior, más que la actividad de la defensa y la solución del conflicto armado, a través de ataques a puntos específicos y sensibles, la característica de “lo profundo” (más otras características) del empleo del avión delinean su fortaleza y capacidades.

                                 Desde la conquista de América por las potencias europeas- y desde las primeras culturas precolombinas- bajo un concepto de travesía de destino incierto, el territorio comenzó a tener una conformación urbana muy singular. Principalmente los bordes marítimos, grandes ríos y fronteras interiores fueron los que recibieron a los primeros asentamientos y generaron los  trazos fundacionales de un desarrollo político y económico centralizado. Tanto los poblados que se observan en las costas  del pacífico, como en el atlántico, a orillas de los grandes ríos y los que se formaron lindando en “verdaderos mares interiores”, se constituyeron en bordes hacia lo desconocido, pero también por un lado, en orilla orientada a las garantías que prodigaba Europa por estar enfrente, al otro lado del mar, y por otro, al incierto y desconocido mar Pacífico. Asimismo, ante el desafío permanente de la tecnología, la política y el emprendimiento privado, los que debieron adaptarse y asumir las innovaciones, principalmente en el campo del transporte y unión de zonas aisladas, las que hoy siguen siendo fuente de recursos naturales y reserva patrimonial del medioambiente (selva, desierto, hielos, otros), se yerguen como un gran desafío para los Estados.

En esta configuración de urbes en el continente, resulta interesante re-mirar el territorio  y detenerse en los centros y en los espacios vacíos que comparecen en la vasta extensión. Se observa, bajo este enfoque, que la navegación fue posible por un derrotero de costa y/o penosas internaciones al territorio en que los obstáculos naturales, principalmente la cordillera de Los Andes, los ríos Amazonas y de la Plata, los desiertos, los hielos y las selvas fueron importantes desafíos en cuanto a la defensa, seguridad y desarrollo de los primeros habitantes. Obstáculos, primeramente infranqueables, que gracias al tesón de emprendedores, fueron sorteados para favorecer la conquista y establecer la necesaria interconexión entre los incipientes Estados.

Después de las empresas navales y travesías terrestres, las gestas de la aviación fueron la inspiración para unir la vastedad americana, tales  como la Travesía de los Andes (Teniente Dagoberto Godoy, diciembre de 1918), como también, las ascensiones en globo tanto en Brasil como Argentina y México. Asimismo, la apertura de ruta de aviación entre Santiago de Chile, Buenos Aires y Asunción, a finales de la década del 20, por el célebre piloto y poeta Antoine de Saint- Exupéry. Grandes iniciativas de la aeronavegación que fueron significativas en pro de la comunicación entre urbes importantes pero que no alcanzaron a afianzar la soberanía en los espacios vacíos de América del Sur[1].

Bajo esta mirada, vemos una América Latina parcialmente conquistada, centralizada en grandes urbes, todavía  ignota y en donde no se ejerce  totalmente la soberanía o el imperio del derecho en todo el territorio. Problemática que sitúa a los Estados en una difícil situación de control respecto a las fronteras y sus espacios vacíos contiguos, compareciendo la idea espacio-territorial de bordes y zonas donde impera el delito en la forma de guerrilla, narco-terrorismo, narcotráfico, contrabando, inmigración ilegal y otros, los cuales se presentan como grandes desafíos y tareas (más la irrupción de los desastres naturales) respecto  a la seguridad y defensa de los estados en cuanto al empleo de recurso humano, tecnología y voluntad política para afianzar el control territorial, desarrollo y proyectarse con seguridad y confianza en los procesos de integración y cooperación.

Como países en vía de desarrollo se vienen realizando los mayores esfuerzos de control y explotación de nuestro singular territorio. Esto es algo que nos debe ocupar- dentro de un entorno dinámico e incierto- para lograr en primer lugar, asentarnos sobre un modelo político, económico y social estable, cuya articulación nos permita administrar el riesgo, factores básicos para comprender y asumir los desafíos exponenciales que nos presenta el futuro cercano y a mediano plazo. Asimismo, concebir políticas públicas que permitan “desprender” a la población de los bordes continentales y proyectarlos hacia la interioridad territorial sobre bases sustentables de desarrollo y seguridad. En este escenario, la aviación comercial se constituye en un factor potenciador si es continuamente desarrollado, como también, como un  complemento a la carencia de rutas terrestres e infraestructura portuaria.

Lo anterior implica la voluntad de crear sistemas educativos e infraestructura orientada a la aviación, con la capacidad de configurar una red latinoamericana que ejerza una dominación positiva de los espacios vacíos en nuestro subcontinente.

Si América del Norte tuvo su gesta épica en la travesía de su territorio aventurándose en carretas, el ferrocarril y colonos emprendedores. Nuestra región  puede ser re-mirada y re-conquistada  a través de una acción política- tecnológica centrada en la aviación, ejecutada por medio de una travesía combinada Estado-Ciencia-Empresa sobre un innovador concepto del territorio y desarrollo.

 

“Diversos acontecimientos fueron modificando y algunos, afectando seriamente al sistema de transporte aéreo internacional: guerras, atentados terroristas que tomaron como objeto a la aviación civil internacional, competencia feroz con otras nuevas modalidades de transporte aéreo, incremento inusitado del combustible, impacto ambiental de la actividad de aviación, para no citar entre otros, los factores que han moldeado lo que se dio en llamar un nuevo orden en materia de aviación”

 (M.Donato).



[1] Arturo Merino Benítez reflexionó a fines de los años ‘20 sobre la necesidad de establecer un servicio aéreo que iniciara la pendiente integración de Chile mediante el uso del espacio aéreo, un desafío que tenía implicancias sociales, económicas y estratégicas.(Siminic,2014)