Nye y el Poder: algunas interrogantes
Julio C. Romero Orozco
25 de mayo de 2015
“En el pasado, aquellos que locamente buscaron el poder cabalgando a lomo de un tigre acabaron dentro de él”
John Kennedy (1917-1963) Ex-Presidente estadounidense.
En un mundo interdependiente y en donde esta situación produce insospechadas consecuencias, el poder pareciera ser una condición, al menos, excéntrica y dependiente de variados factores, y aunque el sentido de la frase “Cuidado con el hombre que habla de poner las cosas en orden. Poner las cosas en orden siempre significa poner las cosas bajo su control (Diderot) finalmente signifique una fuerza central ineludible que puede ser vista como perversa o necesaria. ¿Esta fuerza central conlleva virtud? o irremediablemente sus actores ¿son devorados por las fauces del felino?.
Tal vez podamos describir a este felino como el monstruo de la sociología donde la selva donde habita “no funciona por la consecución de los intereses propios y la fuerza como medio para lograr resultados sino que el sistema es una compleja red de intereses e interacciones” (Nye).
Por lo anterior, la lógica del más fuerte es muy relativa y el permanente deseo de planicies verdes y frutos es un proceso de construcción “ahora” común y urgente.
Es posible hoy –dentro del lenguaje de la alta política- que cobre un sentido más trascendental los significados de: simetría, la acción comunicativa, la cooperación (la que podría inducir a una sana competencia), la integración y los beneficios compartidos.
Una gran tarea para los agentes de las Relaciones Internacionales y para preguntarse qué tipo de madera y piezas debe llevar el nuevo tablero mundial.