LA CONFIANZA Y LA COMPLEJA ARTICULACIÓN DEL CULTURALISMO, INSTITUCIONALISMO Y LA ECONOMIA
Julio C. Romero Orozco
23 de junio de 2015
La cultura (s), las instituciones y el oikos-nomos (la administración de la casa) parecieran ser grandes continentes de diversos significados, que se concatenan entre sí, para dar como resultado diferentes estados, percepciones, valoraciones y compromiso con el tan manoseado –y ya casi desprovisto de significado y sentido-bienestar. Podríamos mencionar la potencialidad simbólica de la “cultura del consumo” y de las poderosas instituciones de la banca mundial, como también, de la pretensión de validez “del modo occidental” o preeminencia de su ser y hacer por sobre el resto del mundo. Situaciones que atraviesan el poder y el conflicto, y de manera más preocupante, en la confianza, condición vista como un constructo legitimado (compartir) “reglas de juego y (respetarlas) –estén escritas o no esas reglas-“ (Fukuyama).
El mismo autor citado señala como uno de los elementos clave de la confianza el capital social y el capital humano, cuyo aporte a la construcción de una sociedad más estable y próspera radicaría en acciones comunicativas, cooperativas, normas, virtudes y valores comunes, como también, todo lo que ello conlleva. Sin embargo, aunque el capital humano aluda principalmente al “conjunto de habilidades, capacidades y conocimientos de los que está dotado un individuo y que es capaz de emplearlos para producir.” (https://raquelgrpedagogia.blogspot.com), y el capital social se refiera “al conjunto de normas, redes y organizaciones construidas sobre relaciones de confianza y reciprocidad, que contribuyen a la cohesión, el desarrollo y el bienestar de la sociedad, así como a la capacidad de sus miembros para actuar y satisfacer sus necesidades de forma coordinada en beneficio mutuo” (idem), el conector de ambos conceptos no escapa a la tarea Educacional, la que de suyo se constituye en herramienta orientada al ser y al hacer en pro del bienestar común.
No cabe duda que cultura, institución y economía son potentes elementos simbólicos en el análisis, por los cuales se les podría agregar una serie de significados que los expliquen. Ellos han configurado corrientes del pensamiento y la acción, ante lo cual nos hace preguntarnos ¿Cómo generamos prosperidad en un ambiente de “confianza” global multicultural?. Desde ya podríamos hablar de una prosperidad económica, institucional o cultural. Según André Malraux (1959), es creciente que los países vean en el sector cultura y las industrias culturales como un factor de innovación, desarrollo creativo y fomento empresarial. Asimismo, es válido asignarles a las instituciones ser factor de crecimiento de las naciones; “Gobernanza, libertad económica y democracia” (Montes Gan y Medina Moral), no obstante, así como, por ejemplo, la Seguridad es una condición que se percibe y que luego puede ser “medida”, aplicando diversos indicadores, la confianza puede ser observada de la misma manera y así considerarla como un Capital que se crea a través de un proceso trivalente: cultural, institucional y económico.
Me parece que el aspecto central y sensible (la gran anomalía actual) es lo referente a la construcción de reglas del juego capaces de “envolver” a las diferentes fuerzas de valor, poder, prestigio y recursos. En esta tarea, lo común pasa a ser un elemento simbólico ante el cual se requiere aplicar las más robustas herramientas comunicacionales con el fin de producir coincidencia sensorial y consenso, tanto en el liderazgo como en la población. No olvidemos que esta reflexión le he asignado un rol primordial a la Educación como generadora y sostenedora del capital “Confianza” y capaz de articular variadas corrientes del pensamiento y del hacer.