HAITÍ O LA CRISIS DE COOPERACIÓN INTERNACIONAL

HAITÍ O LA CRISIS DE COOPERACIÓN INTERNACIONAL

Mg. Julio C. Romero Orozco

Montevideo, 10 de noviembre de 2016

 

“Pues YO es otro. Si el cobre se despierta clarín, no es culpa suya.” Arthur Rimbaud (Poeta)

        Sosteniéndose la política de defensa de Chile en tres ejes principales: la defensa ante amenaza externa, la disuasión y la cooperación (tanto en la proyección internacional del país como en lo interno) no sólo surgen las interrogantes respecto a los aspectos doctrinarios, estratégicos y operacionales de estos ámbitos respecto al direccionamiento y empleo de los medios en un determinado momento del tiempo socio-político (interno, regional y mundial), sin afectar nuestra propia realidad respecto a una armónica seguridad, defensa y desarrollo, sino que también, la metodología para traspasar lo mejor de nuestro “saber cómo” a países en estado de precariedad.

Siendo esta visión de tres ejes un modelo de carácter mundial (en lo general y de acuerdo a la estatura estratégica), sin duda que las respuestas no sólo están en nivel político, el que procura establecer el correcto equilibrio entre todos los sectores involucrados en el desarrollo del país, sin que se vea vulnerada la seguridad e integridad social, política, económica y territorial, sino que además, en los grandes vectores no estatales, los que no sólo cuentan con la masa crítica especializada, sino que además con el poder del capital y el potencial para inyectar dinamismo a los ejes mencionados, los que podrían ser percibidos exclusivamente pertenecientes al ámbito de la defensa.

En el actual ambiente neoliberal de dinamismo y emprendimiento, la propia naturaleza social nos presenta grandes cambios y situaciones de crisis , por ejemplo en el concepto y validez de la democracia, en la deseada transparencia en la relación estado-mercado y su impacto en la institucionalidad, en los sistemas o estructuras de producción y distribución de la riqueza, en los intereses contrapuestos, otras, viéndonos desafiados como sociedad a mutar y a adaptarnos-junto al pulso de la tecnología-  a las consecuencias sociales e impacto en las relaciones internacionales, las que vemos hoy en la forma de estados vulnerables, migraciones dramáticas, terrorismo y escisiones de asociaciones de estados (Brexit), en circunstancias que el objetivo es la prosperidad económica global.

 Los actuales imperativos de estabilidad mundial, las demandas y parámetros de la propia economía mundial y las interrogantes que presentan las crisis mencionadas no encuentran respuestas acordes a los principios fundadores de la ONU y a los reparos de otros OO.II. que actúan como observantes. Aun así, gran  parte de los Estados se constituyen en factores de riesgo e inestabilidad  frente a otros que han logrado niveles de desarrollo y capacidad de cooperación. Sin embargo, de parte de estos últimos, no se observa una lógica de traspaso eficaz de la cooperación que no se encuadre sólo en la mera entrega de recursos y presencia de fuerzas y otras organizaciones en zonas inestables, pues la tragedia de aquellas sociedades vulnerables subyace mucho más allá de la llegada de toneladas de bienes y deseo de buenas intenciones, y en este panorama, los países cooperadores parecieran llevar a la práctica una dualidad discursiva. Respecto a esto último, me pareció muy interesante la frase del periodista Juan José Lavín (La Red, Televisión, octubre): “Somos un país pobre que tiene una lógica de país rico” en la cual, según mi opinión, subyace la realidad de SER singularmente OTRO para encontrarnos periódicamente con la realidad y adoptar medidas reactivas, además en la condición de proyectar “esta dualidad” en cualquier decisión y acción que el país determine (no sólo en lo interno). Pues esto: ¿Qué podría significar y qué consecuencias podría traer?. En el mismo instante- otro ejemplo- que nos autocalificamos de país marítimo y a la vez cordillerano, viendo que no está  potenciada esta condición en la preponderancia deseada.

No sólo en el actual momento del tiempo socio-político, sino que desde hace bastantes años, el tablero mundial tiene claramente identificado estados débiles, vulnerables y fallidos, los cuales son objeto de ayuda de las Naciones Unidas con el concurso de sus estados asociados y variadas ONGs (controladas y no controladas) con el propósito de evitar la violencia y procurar las condiciones para una salida duradera de la condición de inestabilidad y subdesarrollo del país afectado.

Como ejemplo de lo expuesto, desde que se inició la cooperación en Haití – bajo el amparo de ONU e iniciativa de otras organizaciones-, considerando además el cruento castigo de la naturaleza, ¿Se observa una esperanza para el devastado país?...y ¿una salida pronta de las Misiones de Paz?.

Pareciera que la realidad socio-política de SER OTRO podría ser el resultado de las crisis actuales mencionadas, por lo cual, la decisión  determina el camino de fortalecer modelos tradicionales de política interna y relaciones internacionales, asimismo, proyectar una idea de realidad simulada, con el fin de proteger los sistemas vigentes y relaciones de poder. Sin embargo, nuestras venturadas o desventuradas lógicas  de vida y relaciones cuentan con factores de desarrollo, potentes y esperanzadores. Las capacidades de la tecnología (exponencial y combinatoria) y el emprendimiento, se constituyen en importantes herramientas de proyección, las cuales, no hemos sido capaces de incorporar en un verdadero y sinérgico sistema de traspaso a estados débiles en las misiones oficialmente establecidas.

La idea de conformar Equipos Multidisciplinarios, sumados a los esfuerzos de iniciativa empresarial  y emprendimiento en zonas de inestabilidad actuaría en consecuencia con los actuales estandartes occidentales del neoliberalismo, el cual descansa en la promesa del desarrollo con la mínima participación del Estado y circulación libre del capital. Esto podría significar, tal vez, la anulación de los Estados intervenidos, en el sentido de su estructura o entelequia tradicional, pero posiblemente una salida sustentable y humanitaria de la condición de miseria e inseguridad de su población.

Lo vemos hoy día con el flujo migratorio en varios puntos del mundo. La incapacidad de inyectar capacidades de Occidente en zonas conflictivas y vulnerables está provocando una cierta involución y descredito de las mejores frases de nuestros slogans neoliberales y un golpe a la moral de nuestros líderes.