HAITÍ (Expectativas de ida y vuelta) Segunda parte Mg. Julio C. Romero Orozco

HAITÍ  (Expectativas de ida y vuelta) Segunda parte

Mg. Julio C. Romero Orozco

Septiembre 2018

La realidad migratoria para Chile es un gran desafío socio-político, pues en lo particular, respecto a Haití, nuestro país ha adquirido un compromiso de cooperación (Gestión  de Chile en la Misión de las Naciones Unidas para la Estabilización de Haití (MINUSTAH)), en el contexto de las OPAZ, asimismo, inscrita en la Iniciativa Nuevo Horizonte de la ONU (2009). Sin embargo, la misión, la que estaba operando desde 2004, determina un horizonte de salida de la presencia militar multinacional (2017), para dejar una fuerza policial (Minujusth) (promover el Estado de derecho y vigilar el respeto de los derechos humanos).

El modelo estratégico secuencial aplicado por la ONU: Intervención militar, estabilización, reconstrucción, co-existencia y articulación con poderes locales y finalmente, la salida de la zona de operaciones no ha tenido el éxito esperado, si lográndose hasta ahora, un cierto clima de estabilidad, pero es evidente que la actual realidad de Haití y el flujo migratorio de ciudadanos demuestra que el modelo ONU no logro avanzar en acciones de desarrollo y la propuesta “Nuevo Horizonte” (2009), la que propone: “Una visión compartida con el mundo en torno a los escenarios de conflicto, y que ésta se vea reflejada en el terreno y además, se construya un sistema para apoyar a las OMPs en el futuro”, se constituyen en enunciados idealistas muy alejados de una verdadera asistencia específica a Estados vulnerables, fallidos o en una real condición de desastre humanitario.

Aunque el Estado de Chile ha logrado una gran experiencia  en OMPs en el mundo y en la MINUSTAH, a través del empleo de sus instituciones de la defensa, policiales, la AGCI (Agencia de Cooperación Internacional, dependiente del Ministerio de Relaciones Exteriores) y ONGs, no se ha logrado dar forma a un sistema nacional integrado que dé respuesta a los nuevos desafíos correspondientes a la asistencia a países vulnerables y a los imperativos de las propuestas de reforma.

Las causas podrían radicar en la dificultad de percibir las operaciones de paz, por parte de los decisores políticos y la sociedad, como un problema multisectorial. Problemática que podría originarse en la  incertidumbre y complejidad política, económica y social haitiana, como también, en la carencia de una visión más amplia acerca de la participación nacional y aplicación de mecanismos eficaces y recursos (win/win beneficioso también para Chile), dificultando las voluntades para aplicar herramientas innovadoras.

Asimismo Chile, cumpliendo sus objetivos políticos, proyecta una muy buena imagen internacional respecto a las OPAZ, sin embargo, bajo la óptica de una política pública integral de cooperación y asistencia, una visión eficaz de la territorialidad y la operación – bajo el paraguas de la gobernanza- para actuar con instrumentos no exclusivamente militares y policiales, coordinados con todos los componentes del poder nacional y regional, abren una gran interrogante respecto a la presencia y efectividad de una real recuperación del país caribeño, pudiendo constituirse sólo en una figura de política internacional estéril y onerosa.

Según mi opinión, para brindar una ayuda eficaz a un país vulnerable o en condición fallida se tendría que concebir, planificar y operar bajo una visión amplia de política de asistencia a la estabilidad y desarrollo, concepción amplia y completa de la territorialidad y la máxima interoperatividad de instrumentos. Ejemplo: Equipos multidisciplinarios (Militar, policial, especialidades técnicas civiles), Participación del mundo empresarial (generador de iniciativas win/win) y Transferencia de Instituciones en todos los campos.

El concepto de Estado y sociedad insertas en una red multi-organizacional y multi-sectorial implica, como un desafío importante, la participación de un amplio ámbito de actores de manera de generar herramientas innovadoras y eficaces que demanda la estabilidad mundial, especialmente en lo relativo a mantener una mirada asociada y cooperativa en torno a los problemas de seguridad, trasladar esa mirada con robustez al terreno y configurar mecanismos de prevención de los conflictos.