ENFOCANDO EL SISTEMA DE SEGURIDAD COLECTIVA

ENFOCANDO EL  SISTEMA DE SEGURIDAD COLECTIVA

 

Julio C. Romero Orozco.

 

Los principios fundadores de las Naciones Unidas (Carta 1945), que se originaron tras la Segunda Guerra Mundial: Justicia, Dignidad Humana y Bienestar de todos los pueblos se han visto obstaculizados por la dinámica conflictiva de las relaciones internacionales. Mantener la paz en todo el mundo, desarrollar relaciones de amistad entre las naciones, colaborar para contribuir a que los pueblos vivan mejor, eliminar la pobreza, las enfermedades y el analfabetismo en el mundo, impedir la destrucción del medio ambiente y alentar el respeto de los derechos y las libertades y ser un centro para ayudar a las naciones a lograr estos objetivos, se constituyen hoy en tareas no cumplidas por parte de la asociación de Estados.  Lo anterior se confirma con la postura de que las relaciones internacionales se formaban en un medio idealista y que en el cual, dominaba la confianza por sobre las soluciones jurídico-institucionales (Barbé, 2006).

Actualmente, la capacidad de mantenimiento de la paz del organismo internacional está desbordada y cada vez se le piden más despliegues en entornos operativos inciertos y en contextos políticos inestables (NU, 2009), por lo que la diversidad de situaciones adversas en escenarios conflictivos ha caracterizado negativamente al instrumento OPAZ.

Las dificultades implican misiones de  mayor envergadura, costo, voluntad política del Consejo de Seguridad y el correspondiente enfoque estratégico acertado, por lo que en lo concerniente a la evolución del empleo del instrumento y su futuro, se plantean una serie de interrogantes y desafíos a la ONU, Estados miembros y otras organizaciones afines, para actuar  de manera distinta ante la complejidad de los conflictos al interior del Estado.

En lo político, se ha evidenciado que las respuestas de la ONU no pueden obedecer a un mandato impreciso con acciones creativas e improvisadas en la medida que suceden los hechos (Ramírez, 2007).

Además, se presentan hoy nuevos desafíos en el ámbito de las sociedades intervenidas: terrorismo, crimen organizado, narcotráfico, trabajo en condiciones de esclavitud, enfermedades, extrema pobreza, violencia étnica y religiosa,  entre otras amenazas, las que se agravan con las catástrofes naturales y en que “no podemos limitarnos a mediar entre las partes de un conflicto” (Perazzo, 2007, p.22), ya que puede ser demasiado tarde y obligar a la comunidad internacional a extremar sus esfuerzos. Situación que puede inducir a errores y tragedias humanitarias.

El escenario descrito, se enfrenta a unas Naciones Unidas  no totalmente preparadas y a la carencia de una nueva dimensión del concepto de seguridad para enfrentar las complejidades del terreno y los costos que están involucrados en las operaciones de mantenimiento de la paz y reconstrucción. Aspectos que podrían ser enfrentados con éxito si se considerara la utilización de herramientas sociales eficaces desde una visión renovada del concepto de seguridad y que este concepto, sea proyectado con efectividad a escenarios de inestabilidad.

Además, según Ramírez (2007), no se ha superado la sospecha acerca de la utilización de las  OPAZ como mecanismo para cautelar propios intereses, justificándose iniciativas unilaterales o monopolización de las acciones  y las facultades coercitivas del Consejo de Seguridad.

Como ejemplo de lo anterior, es importante mencionar el duro revés (Agosto de 2012) que tuvo Kofi Annan (Ex Secretario General de las Naciones Unidas y Premio Nobel de la Paz) en su gestión, como enviado especial de la ONU, para aportar en la solución de la convulsionada situación en Siria.  El personero reveló que su decisión de renunciar a esta labor, respondió a la imposibilidad de dar los pasos necesarios que ayudaran a un acuerdo político para el fin a la crisis, criticando además con dureza a la comunidad internacional, en general y al Consejo de Seguridad de la ONU, por sus divisiones políticas (Diario La Segunda digital, Agosto 2012). Sin duda, un conflicto de intereses de las potencias.

Las situaciones expuestas generan un gran cuestionamiento de la herramienta, implicando reconsiderar seriamente la redefinición global del sistema de seguridad colectiva (Ramírez, 2007) y en particular, la misión en Haití, la que responde más bien, según la opinión del autor  de este artículo, a un enfoque pre-eminentemente realista del escenario internacional, ya que ese país representa un punto estratégico de interés para EE.UU. y sus aliados, principalmente el control de rutas marítimas y seguridad para el sur de Estados Unidos (CID, 2011), fundamentalmente respecto a la inmigración ilegal y tráfico de drogas. Aspectos en que el aporte de una nueva Cuba, podría ser decisivo para la región.