“La experiencia es la madre de todas las cosas” Julio César
Ya han pasado 2500 años de experiencias de la res-pública (la cosa pública) como mecanismo horizontal para articular y balancear las grandes fracturas entre los actores de la sociedad. Conflictos históricos en los cuales el poder de unos “pocos” o de los “mejores” mantenía una tensión permanente con el pueblo, el cual se opuso tenazmente a ser tiranizado. Sin embargo, proclive a ser gobernados por hombres justos y sabios, cuyo liderazgo se cultivó tanto en la nobleza, actividades políticas, como en la gesta militar.
Así se configura la potencialidad simbólica reflejada en los estandartes de las legiones romanas: SPQR (Senado y Pueblo de Roma) mostrando los tres ejes fundamentales del control del imperio: los poderes Político, Popular y Militar. Tal vez los fundamentos que impulsaron a Von Clausewitz a configurar su célebre trilogía en el contexto de la guerra “como un acto político” (una continuación de la política, pero con otros medios) en la cual es importante destacar: la claridad de objetivo del jefe político, la inteligencia (entre la niebla) del jefe militar y la emotividad y pasión del pueblo, cuyo equilibrio es fundamental para el logro de un estado final: la paz. Condición que puede ser consecuencia de sucesivos actos de violencia y fractura o desequilibrios: político, militar y pueblo, que pueden llevar a un estado final de paz de vencedor o vencido y por ende, a efectos políticos que proseguirán excitándose en las relaciones internacionales posteriores, como también en el frente interno (Véase la I y II guerras mundiales y la Guerra del Pacífico, entre otros conflictos).
En lo expuesto subyacen de manera significativa variados atributos, tales como el carácter, el talento, la inteligencia, otros, los que desembocarían en la voluntad y correcta percepción, valoración y compromiso de los responsables de la estrategia, la que en su sentido moderno, abarca hoy -ante los nuevos desafíos y amenazas- un campo decisional y empleo instrumental, más allá de lo exclusivamente militar en cuanto a uso de la fuerza. Aunque Karl Von Clausewitz afirme que: “Toda actividad militar está relacionada, directa o indirectamente, con el combate. Es el fin por el cual un soldado es reclutado, equipado, armado y entrenado, y propósito por el cual come, duerme, bebe y marcha es, simplemente, que él debe luchar en el lugar y momento correcto.”, el actual escenario mundial experimenta, de manera muy dinámica, propuestas “de enfrentamiento” muy distintas a la guerra convencional y empleo de armas letales. Es por eso que el reclutamiento, equipamiento (armas y otras herramientas) y entrenamiento en el “lugar y momento correcto” son consecuencias de una estructura institucional permanente y singular que deberá ir adecuándose a los nuevos escenarios. Un sistema de valores, lenguaje y objetivos, que de acuerdo a las nuevas amenazas, resulta ir mutando con celeridad a una formación y liderazgo cooperativo, orientado además al desarrollo, donde no se olvida la dignidad, tradiciones y costumbre de cada arma: un ejército que toma el control coordinado de un territorio, de una armada en cuyo medio de desempeño, reconoce al mar como vital para el desarrollo del país y una fuerza aérea que a partir de una pista, articula la velocidad, altura y el alcance para unir en poco tiempo dos puntos distantes. Quehacer que implica una gran preparación y operación de medios de alta tecnología, que para el caso particular de Chile, implica el empleo de herramientas para, principalmente lograr- además de la defensa- la difícil integración territorial y ayuda a la comunidad (véase las actividades del CMT, y los operativos de la Armada y la Fach en zonas aisladas).
Por lo anterior, si antes las actividades de seguridad y empleo de la violencia dependían de la voluntad de los clanes, ahora es el Estado u organización supraestatal la que debe tener una visión comprehensiva de los escenarios en crisis o conflicto. Esto no significa exclusivamente una impronta coactiva, sino que un macro sistema sinérgico multidisciplinario orientado hacia la paz, resguardando de manera robusta “el luchar en el lugar y momento correcto contando con una alta preparación y capacidad organizativa”, pues las nuevas amenazas de grupos, la catástrofe y la necesidad de ir en ayuda de sociedades vulnerables o fallidas es creciente.
“A diferencia del poder político, el militar es sólo un poder técnico, que recibe del Estado la determinación de sus objetivos y su legitimación. Sólo como parte del poder del Estado tiene una función de sentido de carácter social, en tal sentido el poder militar es una ineludible condición de existencia de todo el poder estatal. ”Herman Heller