EL COMPLEJO DEBATE EDUCACIONAL (OPINIÓN)
Julio C. Romero Orozco
27 de mayo de 2015
“Dime y lo olvido, enséñame y lo recuerdo, involúcrame y lo aprendo”
Benjamin Franklin (1706-1790) Estadista y científico estadounidense.
Lo natural es pensar y poner en el centro del debate al educando, el educador, los contenidos y la supuesta calidad, la infraestructura, los costos y todo lo que estos factores conllevan. En este ámbito de significados es trascendental conocer su dimensión ontológica o ¿qué es? (el ser) a partir de lo que habitualmente decimos (lenguaje). Lenguaje que en su condición de innumerable diamante puede llevarnos a diversos entendimientos.
La belleza original y fundadora nos habla del Paidos agogos o “conductor de niños” (pedagogía) y de la actividad Ex-Ducere o “extraer de adentro” (educación), en momentos en que el encargado de este rol pretendía lograr, en primer lugar, la comprensión del mundo, base para enfrentar los desafíos humanos (ver diálogos de Platón). Sólo bastaba el paisaje y la naturaleza para que el Paidos desplegara todo su esplendor ante la propia condición infantil: ¿Qué es?...¿Por qué?, lo abstracto, las propiedades de las cosas y otras cosas tan necesarias para la cosmogonía o comprensión del universo, el que podría provenir de un caos. Pues bien, bajo esta perspectiva, ¿podría ser la educación una práctica para enfrentar al hombre a los desafíos del caos?
Ahora, no podríamos hablar de un caos manifiesto, si de una confusión y falta de perspectiva respecto al tema, pues no se ha profundizado en cuanto al para qué se educa. No olvidemos que la poeisis, antes creación contemplativa ha mutado a una creación tecnológica y combinatoria que requiere de un cuantioso “mundo del trabajo y adyacente mercado y consumo”, el que por lo demás dista mucho de ser gratuito. Entonces, ¿hay que educar para trabajar y consumir?. Creo que ese es el punto.
Pudiera ser que nuestra familia diga y enseñe y de manera traslapada, centros formadores enseñen e “involucren”, conformándose con ello una gran cadena de valor para comprender nuestro mundo actual y sumarse a sus desafíos. Por tanto, creo que los centros formadores deben apuntar a la gratuidad de lo que la comunidad necesita como servicio primario: Ej: medicina, energía, alimentos, otras afines y la conformación del ciclo virtuoso de nuevos paidos agogos. Sin embargo, no olvidemos la importancia de otras disciplinas para profesionalizar la contribución a la sociedad, las que creo, debieran tener una revisión especial respecto a los procesos de ingreso y egreso, como también, respecto a la infraestructura y costos.
Por otra parte, “el involucramiento” es un significado mandatorio para el Estado y su relación con la Empresa, de manera de generar recursos, espacios de conveniencia y alta sinergia, como también, de bien común.