CONTINENTE ANTÁRTICO Y ZONAS ADYACENTES: Desafío racional

CONTINENTE ANTÁRTICO Y ZONAS ADYACENTES: Desafío racional

Mg. Julio C. Romero Orozco

20 de mayo de 2016

"La cuestión de la arquitectura es de hecho el problema del
lugar, de tener lugar en el espacio. El establecimiento de un lugar que hasta
entonces no había existido y que está de acuerdo con lo que sucederá allí un
día: eso es un lugar" Jacques Derrida

En un contexto geopolítico casi inmediato a la Segunda gran
guerra, en que las potencias comienzan a flectar sus músculos victoriosos
después de haber experimentado un penoso momento histórico, el mundo comienza
abrirse a un creciente desarrollo tecnológico, principalmente en lo que
respecta a la dimensión aeroespacial, la que propone una visión distinta y más
completa del territorio. Doce países (firmantes originales): Argentina,
Australia, Bélgica, Chile, Estados Unidos, Francia, Japón, Noruega, Nueva
Zelanda, el Reino Unido e Irlanda del Norte, Sudáfrica y la Unión Soviética (7
países del hemisferio norte) se comprometen en un Tratado (1959)  a regular la situación en el territorio
antártico declarándola como zona de paz e intercambio científico, abriendo
además la puerta a otros miembros "adherentes", los que, en todas las
categorías, al 2015 alcanzaban a 52 estados. En resumen, la asociación puede
ser clasificada en: 1) Países Consultivos firmantes con reclamaciones
territoriales (en los que se encuentra Chile, Argentina y Gran Bretaña, entre
otros), 2) Países Consultivos firmantes con reserva respecto a reclamaciones
territoriales (EE.UU y Rusia), 3) Países consultivos sin reclamación
territorial (China, India, Brasil y Sudáfrica, entre otros) y 4) Países No
Consultivos (entre los que se encuentra Canadá). Además, se observa la
categoría de países No Firmantes (México y países africanos principalmente).

Observando el panorama desde la ONU, las potencias mundiales
(salvo China), todas del hemisferio norte (a excepción de Gran Bretaña en su
proximidad geográfica desde las Islas Falkland o Malvinas  e islas contiguas) tienen presencia y/o
reclamación territorial o reserva de reclamación, por lo que el organismo
internacional, a través del Consejo de Seguridad tendría la potestad de control
sobre aquel territorio, en una condición de juez y parte, si  el escenario se pusiese conflictivo en un
probable debate mundial. Por tanto,  ¿Cuánto
Derecho Internacional? y ¿Cuánto realismo geopolítico? es correspondiente al territorio
en comento. Un continente aun ignoto en el siglo XXI y con un gran potencial
económico y científico, y que probablemente fundamentó el envío (1982) de la
Task Force de la Marina Real a esta parte lejana del mundo.

La cercanía de Chile y Argentina y la posición colonial de
las Falklands o Malvinas e islas adyacentes es una "verdad" ineludible, asimismo,
la pretensión de las potencias está enmarcada en la "razón y realismo" de la
estatura estratégica, por lo que según mi opinión, la postura de afianzar
soberanías nacionales tendría un destino incierto y explosivo. Al contrario, la
lógica de una soberanía compartida multinacional, con énfasis en la explotación
de recursos de manera asociada y concordante a la protección del medio ambiente,
como también, en la implementación de centros de investigación científica,
daría a la zona una condición de mayor estabilidad que el "statu quo" y las
pretensiones territoriales soberanas, las que pueden calentar una crisis
internacional.

Hoy, la antártica es un factor ambiental global que requiere
una mirada racional sobre posibles consecuencias a la seguridad mundial
(seguridad en su sentido amplio). La idea es desprender ese territorio de su
condición de vacío (político, territorial, científico, otros) y en este
sentido, principalmente Chile, Argentina y Gran Bretaña, tienen mucho que decir
y hacer en un marco realista y consecuente con los desafíos exponenciales del
siglo XXI, como por ejemplo: la relación del poder militar con el medio
ambiente (protección, desastres) y la relación poder militar con el desarrollo,
también un desafío para la Política.

"Construir un consenso mundial y desarrollar tecnologías innovadoras
para afrontar los retos globales, cada vez más importantes, de la seguridad
energética y el cambio climático"
(Tareas que le asigna la Comisión del
Poder Inteligente a EE.UU.)

Joseph Nye, El País

BUEN FINDE