CHILE: δημοκρατία
Julio C. Romero Orozco
Mg. Comunicación y Ciencia Política
Tunquén, 15 de diciembre de 2017
"No estoy por ser enemigo de fulano o mengano (...) la derecha en su mala cara cae en lo fascistoide y la izquierda en su mala cara se pone a repartir lo que no existe y cae en el infantilismo" José Mujica, Emol.com, Dic.2017
Aunque ambos candidatos se descalifiquen mutuamente en encendidos debates mediáticos y el ex-Presidente uruguayo los sitúe en un sitial de “calificados” para gobernar, la realidad le pone una dura tarea al “soberano” en el momento de elegir. El Pueblo, el que más allá de pretender una victoria e imponerse sobre los otros, guarda en lo más sagrado de su inconsciente colectivo, los valores fundacionales del triunfo de la estabilidad: “Por ello no hay victorias en la democracia, hay paz y la paz es la verdadera victoria de la vida política de los pueblos” (Shimon Peres).
Por lo anterior, viendo el actual camino de desarrollo de nuestros pueblos, las izquierdas y las derechas comparecen como los grandes monstruos de una sociología de la irrealidad y atemporalidad, como también, de un fecundo debate democrático, pues inexorablemente, el capitalismo- en su practicidad- se constituye en el constructo vigente que articula y regula la existencia de una sociedad que quiere estar y ser vista como una democracia enclavada en un estado moderno, por lo cual, sería de mayor consecuencia política expresarse en términos de una “democracia capitalista”, la cual deposita en la dinámica del mercado político el qué, cómo, cuándo, dónde y con qué, aunque la oferta de los referentes políticos sea inconsistente o alejada de la realidad.
En este contexto, ¿Es representativo el capital pólitico?
Me parece que en la actual pirámide social de un estado nación moderno, la cúspide es habitada en todo su esplendor por los “Demoi”, aquellos que originaron en propiedad el concepto de democracia, y que pertenecieron al más puro linaje (5% de la población) y que hoy corresponde a los grandes capitalistas y son los que ponen las reglas.
Bajo la cúspide, se ubicaría la sociedad intermedia, la que media entre la elite y la sociedad que sustenta la pirámide, pretendiendo arrogarse representatividad para establecer los vínculos entre la base piramidal y el poder económico. Lo difícil del rol representativo es el constante cambio social (imputs de diverso factores), como por ejemplo: La portabilidad del “yo” como propuesta de la tecnología de las redes sociales y que es expresada en términos de Poder: “como fenómeno de dominación masiva y homogénea de un individuo sobre los otros, de un grupo sobre otros, de una clase sobre otras […]El poder tiene que ser analizado como algo que no funciona sino en cadena. No está nunca localizado aquí o allá, no está nunca en manos de algunos […]El poder transita transversalmente, no está quieto en los individuos”. (Microfísica del Poder, Michel Foucault).
Ante esto, la política ¿es capaz de transformarse?. Sin duda que debiera hacerlo en términos progresistas, sin embargo, la democracia capitalista ¿es solidaria con el progresismo?. Pareciera ser un interesante tema de debate en circunstancias que tanto las izquierdas o derechas han sucumbido en un discurso anacrónico y descalificador, además de forzar una suerte de maquillaje mediático con el fin de arrogarse la verdad y ser los legítimos conductores del mundo real y el mundo posible.
Por tanto, son variados los aspectos a considerar por un candidato al momento de sus presentaciones y de su pretensión de representatividad en el escenario de la democracia capitalista. ¿ Es él el representante de la gran masa poblacional o el instrumento de los Demoi?
“Como cualquier otro sistema económico, los sistemas de mercado se apoyan/descansan por tanto en todo tipo de normas y reglas no sólo legales, sino también culturales y morales.” (Claus Offe)