¿ESTRATEGIA GLOBAL, ECO-TERRORISTA O VECINAL?

 
"Divide et imperas" Caius Iulius Caesar

Mg. Julio C. Romero Orozco

En un futuro a mediano plazo, la Antártida, con una alta probabilidad, podría constituirse en un escenario de conflícto por yuxtaposición de intereses de potencias, estados colindantes o intereses medioambientales.
Como Chile carece de continuidad territorial y un preocupante centralismo, la potencial fragmentación del cono sur, gatillada por la escalada del  conflicto Mapuche (territorio de Atlántico a Pacífico, mayormente en el lado chileno),  crearía una zona "semiaislada"de "desconfianza" vecinal e hipótesis de conflicto  de variados actores internacionales.

Aunque el Tratado Antártico está cubierto por un halo de cooperación internacional e idealismo, son muchos los estados que miran al continente helado y áreas adyacentes como un gran botín, debido a su inexplorada fuente de recursos, especialmente agua y minerales.
Las potencias mundiales, estados regionales y especialmente Chile y Argentina son los que postulan a reclamaciones soberanas por tener una estratégica y fundamental posición de cercanía ante el territorio.
Por un lado, el conflicto Mapuche viene a poner una cuña e instalar la problemática de vacío territorial, económico y político en pro de la discontinuidad territorial de Chile y su vocación antártica, cuyo relato actual, de carencia de voluntad para aplicar la ley sobre una férrea política de estado es re-afirmado, para efectos de observación de la amenaza, por el pensamiento de Foucault : "la política como una forma civilizada de guerra", idea desprendida de la célebre frase de Clausewitz: "la guerra como la continuación de la política, pero con otros medios". 
Una forma de guerra de discurso conciliatorio, de Agencias de Inteligencia, intervenciones de extranjeros, de instituciones debilitadas, de la injerencia de organismos internacionales, de banderas humanitarias y ambientalistas, las que a fin de cuentas esterilizan y paralizan la correcta decisión nacional en vista del ejercicio de la soberanía y generación de desarrollo robusto.
La estrategia de "una guerra civilizada" opera bajo el "softpower" de intereses de Estados, de operaciones de inteligencia aprovechando la debilidad y vulnerabilidad de vacíos territoriales, políticos, económicos y sociales que los países no han sabido asumir y contrarrestar. 
Por otro lado, respecto al conflicto internacional, queda planteada la disyuntiva Estratégica (Seguridad, Cooperación y Defensa) de implementar fuerzas territoriales o de proyección acordes al ¨ambiente político internacional", de manera de impedir el uso de la fuerza, carreras armamentistas y no suscitar fricciones. Sin embargo, la capacidad disuasiva resulta fundamental si esta está es sostenida por una sólida Política de Estado y aplicación eficiente de la seguridad interior, en resguardo de los objetivos e intereses nacionales.
El conflicto de la Araucanía ha desafiado históricamente a Chile, convirtiendo a la zona en un área gris que incrementa y complejiza los frentes de conflicto y dificulta la proyección de Chile.